Querida abuela Aita:
Hace poco viajé al sur, vi lugares muy lindos y pensé mucho en vos y los momentos que vivimos juntos cuando era chico.
Perdón porque tardé en escribirte, pero no me sentía bien para hacerlo. Ahora que estoy más tranquilo, te dedico estas líneas.
En el alma de cada uno de nuestra familia veo la alegría y la energía para seguir viviendo que vos nos regalaste.
En mi sonrisa se ve reflejada la tuya. Aunque todavía me falta tener un poquito más de tu fuerza, sé que la voy a conseguir pensando en vos todos los días y lo buena abuela que fuiste al estar a mi lado siempre, tanto en los buenos como en los malos momentos.
Aita, extraño mucho el olor de tus comidas. Te quiero
Miki, tu único nieto varón.