A mi querida sobrina Helena
Linda nubecita
que del cielo caíste,
al ver por primera vez
tu carita de algodón,
mi corazón jubiloso
rebalsó de emoción.
Cuando tus ojos abriste
como dos pétalos de rosas,
de tanta felicidad,
no pude dejar de llorar.
Entre los brazos de tu madre,
que te arrullan con ternura,
resalta tu boquita
dormida entre dos cachetes,
suavecitos como pompones
calentitos y regordetes.
Helenita de mis amores,
sobrina de mi corazón,
prometo que toda mi vida
a tu lado siempre estaré,
mimándote como a una princesa
y ayudándote a crecer.
Linda nubecita
que del cielo caíste,
al ver por primera vez
tu carita de algodón,
mi corazón jubiloso
rebalsó de emoción.
Cuando tus ojos abriste
como dos pétalos de rosas,
de tanta felicidad,
no pude dejar de llorar.
Entre los brazos de tu madre,
que te arrullan con ternura,
resalta tu boquita
dormida entre dos cachetes,
suavecitos como pompones
calentitos y regordetes.
Helenita de mis amores,
sobrina de mi corazón,
prometo que toda mi vida
a tu lado siempre estaré,
mimándote como a una princesa
y ayudándote a crecer.