Entra la luz.
Cuando los ojos de un caballo
se abren ante mí
su alma se revela
y su respirar acompasa mi corazón.
No quiero irme de su lado;
su luz me retiene,
me hipnotiza y me siento vital.
Soy uno con el caballo
en sintonía con todo lo que nos rodea.
Mis músculos se relajan,
mi mente se aquieta,
mi corazón se apacigua,
mi sombra desaparece,
mi ser se equilibra;
entro en un estado de ensoñación
difícil de describir con palabras
pero más difícil aún de olvidar.
Todo eso me provoca
cuando los ojos de un caballo
se abren ante mí.
Cuando los ojos de un caballo
se abren ante mí
su alma se revela
y su respirar acompasa mi corazón.
No quiero irme de su lado;
su luz me retiene,
me hipnotiza y me siento vital.
Soy uno con el caballo
en sintonía con todo lo que nos rodea.
Mis músculos se relajan,
mi mente se aquieta,
mi corazón se apacigua,
mi sombra desaparece,
mi ser se equilibra;
entro en un estado de ensoñación
difícil de describir con palabras
pero más difícil aún de olvidar.
Todo eso me provoca
cuando los ojos de un caballo
se abren ante mí.